Nuevamente un fin de semana de lluvia y
nuevamente a inventar alternativas para la playa. Recurrimos una vez más a la
listas de deseo de Ian y nos dimos cuentas que todavía no habíamos visto ni un
cocodrilo bueno. Aunque lo habíamos engañado con iguanas enormes que cruzamos
por la calle, seguía insistiendo en encontrar a sus amigos perdidos. Decidimos
que había llegado el momento de buscarlos.
Nos vestimos de exploradores y partimos
para donde imaginamos que estaban los cocodrilos. Digo imaginamos porque
nuestro mapa fue un folleto de expediciones por un día, escrito en ruso que tenía una foto de cocodrilos, por lo que seguramente algo íbamos a encontrar.
Con el "GPS" Agustin llegamos a lo que
parecía la entrada a la Selva. Nos recibieron unos elefantes más que lustrados
y entendimos que ese debería haber sido el lugar de su “primera vez” con los
elefantes. Pero bueno, ya todos sabemos lo que hace la desesperación y dónde
terminamos aquella vez.
El camino hacia la selva tenía poco de tailandés
y eso que es uno de los paisajes más propios de Tailandia. Los árboles crecían
ordenados y enfilados; las aguas caían en perfecta armonía con la lluvia. Nos
dio una sensación de naturaleza perfecta.
Al llegar a la entrada del recinto nos sorprendió un sonido ensordecedor, de esos que
solo se escuchan en la selva, o eso imaginamos porque nuestro acercamiento más
real a la Selva eran los dibujitos de Tarzán. Empezaron las apuestas de qué
animal podría ser y llegamos a la conclusión de que los cocodrilos seguro que
no.
Cuando nos acercamos, nos encontramos con
el “Gibbons Projects”, una especie de rehabilitación de monos, que tiene como
fin readaptarlos a su hábitat y mantenerlos a salvo de cazadores fortuitos.
Una francesa de esas que quieren salvar el mundo nos contó que en el proyecto habían
aproximadamente 60 monos. Y que los monos que eran cazados ilegalmente muchas
veces terminan como atracción turística en bares, obligados a fumar y beber
whisky o alcohol.
Ahí entendía un poco el tema de la
rehabilitación y por qué el mono que mirábamos se llamaba Guinness. Pero me
quedó más claro el concepto cuando nuestra guía nos mostró la lista de los
monos con “problemas psicológicos”. Mi pregunta fue directa:
-
Problemas psicológicos?...
-
Si, tenemos monos anoréxicos,
bulímicos, depresivos...
Imagínense mi cara, intentando pensar cómo aquel
mono bulímico/anoréxico podía llegar a tal estadio de enfermedad social! ¿Mirando
la tele?¿Con madres obsesionadas por la silueta?¿Amor a la belleza?¿Qué diría
Freud de esto?!
Más
atónita quedé cuando la francesa nos dijo que también tenían un mono que había
sido mordido por su dueño. Nuestra cara ya desfigurada y absorta le permitió
desdecirse y justificar el error por culpa del idioma extranjero.
Por suerte, Ian completamente ajeno a
nuestra conversación adulta de monos, miraba aluciando como estos ex borrachos,
ex fumadores, ex bulímicos, ex depresivos juagaban de liana en liana saltando y
haciendo monerías, como si tuvieran toda una nueva vida por delante. Y mi
decisión de contarle la verdad de estos monos, quedará para cuando tenga edad de poder
leer el blog. Para qué empañarle una inocencia que lejos está de los problemas
reales de los monos.
Seguimos por la Selva después de esta
gran experiencia hasta llegar a una cascada soñada, en donde la mitad de la
comunidad musulmana de estos lados se sumergía en sus aguas, vestidas de pies a
cabeza. Una instantánea bastante particular, a falta del desierto que los acoge
normalmente.
Cuando la pendiente se hizo más firme y
los mosquitos más intensos decidimos que definitivamente no era el día de
conocer a los cocodrilos. Que la experiencia de los monos había sido lo
suficientemente extrema como para chocarnos con la posibilidad de encontrarnos
con cocodrilos drogadictos, ludópatas o esquizofrénicos.
En fin... See you later alligator!
:)) Y la carita de Ian es impagable! Lo imagino matándose de risa viendo saltar a los monos de liana en liana. Sí, no lo instruyas todavía sobre enfermedades psiquiátricas, por favor
ResponderEliminarMe encantó el relato. Sobre todo la carita de Ian seguramente imitando los gritos de los monos.
ResponderEliminarla verdad es que la carita de ian es muy expresiva todo ilusión y inocencia
ResponderEliminarno vale la pena contarle lo de los monos borrachitos
Vaya aventura amiga! La última foto no puede ser más linda. Están hermosos
ResponderEliminarIupi! No sale más la captcha
ResponderEliminarQue buenas experiencias Lu! Una mejor que la otra. Leí apasionadamente todo el blog. Un éxito todas las aventuras que emprendieron! Un beso grande y una alegría leerte después de tantos años sin vernos. Saludos.
ResponderEliminarGracias Xime!!!un besote enoorme a todos x ahi.
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