Desde que empezamos a preparar el viaje,
la principal excusa para Ian fue que íbamos a ver los elefantes, a lo cual él
siempre agregaba “y a los cocodrilos buenos”. Desde entonces, cada vez que
mencionábamos Tailandia, él decía “Donde están los elefantes y los cocodrilos
buenos”. Esa era su primera imagen inofensiva del país que nos esperaba,
evidentemente más que creada por nosotros que por su propia imaginación. Y tanto
insistimos en esa versión que su cuadro termino pintado con ciencia ficción: “tortugas
de aguas con aletashhh; caracoles con aletashh y un tiburón bueno que sea de
mentira”.
Al fin llegamos al país de los elefantes
y los cocodrilos buenos y a pesar de mi escasa experiencia tailandesa anterior,
volví a descubrir ese país extraño que hace muchos años atrás tanto me había
impactado.
He aquí las primeras instantánea de unas jóvenes impresiones desde la ventana del avión:
He aquí las primeras instantánea de unas jóvenes impresiones desde la ventana del avión:
Tailandia es en colores. Primera
conclusión derivada de un intento fallido de Agus de transformar un elefante en blanco y negro. Tailandia es en
colores y quien diga lo contrario se las tendrá que ver conmigo.
Tailandia es pobreza. De esa que me recuerda a Latinoamérica. Pero la pobreza no miserable. La pobreza de la sencillez; la pobreza de la falta de higiene como parte de una idiosincrasia por donde no pasó la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria. Los huevos son huevos y no huevos de corral, orgánicos o de gallinas de jaula. Ese tipo de sencillez en donde lo natural es cortar la fruta del árbol y vivir de ello.
Tailandia es amabilidad. Aunque de algunos años a esta parte la gente se haya aprovechado de esa fama y cotice esa virtud como un bien de intercambio en euros.
Finalmente, Tailandia, que no había sido
invadida nunca en su historia lejana, acaba de sufrir su primera invasión: los
chinos y los rusos. Tailandia invadida por grandes vecinos de pequeños cuerpos,
vestido con la mejor ropa del mundo en combinaciones tan “vanguardistas” como
fosforescentes y flores plateadas. Pero seguro que dice Dolce Gabana! Y los
rusos..bueno las rusas merecen un capítulo aparte.
Tailandia, a ver qué más cuentas...
Tailandia, a ver qué más cuentas...
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