sábado, 31 de agosto de 2013

La vida entre paréntesis

Dicen que los niños comienzan a tener recuerdos  concretos de su vida a los 5-6 años. Pero tengo la gran
esperanza que alguno de nuestros momentos tailandeses se cuelen en la memoria de Ian como un intruso o en los llantos de Mila en forma de sueño y que se queden alojados en lo más profundo de su inocencia.

Pero si no fuese así, si ningún recuerdo se hiciera lo suficientemente corrupto como para robarles un pedazo de su memoria, he aquí estas instantáneas que les guardo en letras. Unas instantáneas de aquella vida entre paréntesis, en un país que nos recordó que lo natural y puro sigue vigente a pesar de las exigencias humanas; que nos enseñó que los miedos son adultos y la adaptación a los cambios son de pequeños; que se nos tatuó en un verano cualquiera para no borrarse.

Me hubiera gustado poder contarles/aros a qué saben las frutas de Tailandia, cómo era mi barrio y la lavandería de la esquina, los mitos que desmitificamos, las “occidentaladas” que nos mandamos, el hermoso viaje a la isla de James Bond que hicimos, cómo era la televisión tailandesa, los hospitales- hoteles que nos cruzamos y el comercio de la sanidad, la historia de los reyes, de Taksin, el mundo tailandés según Ian….

Pero sé que sabrán disculparme porque mientras tanto estaba saboreando mi propia Tailandia, esa que quedará como una estampa en mi memoria.

Hoy se me hace raro llegar a mi casa y no sacarme los zapatos, no agachar la cabeza con las manos trianguladas para saludar, no desayunar mango ni tener esa sensación de miedo al picante ante cada comida, no esperar la toalla refrescante con olor a lemongrass en ningún restaurante ni hotel, no tener las aglomeraciones de thais alrededor de Mila, no cruzarme ni altares con ofrendas, ni tuk tuk de colores, ni monjes en naranja, ni sopas en bolsas de plástico, no reírme ante el "same,same", no disfrutar las historias de Um ni los consejos de Nice ni las cenitas con Flor (claro que sí!), no oler la tormenta, no escuchar a los pájaros.

Hoy se me hace raro no estar en Tailandia, aquel país que fue un paréntesis feliz en la vida de esta familia de cuatro.

Sawasdee kaa Tailandia!


3 comentarios:

  1. Luchi!!!! Me re emocione con este post, si te digo q casi me hizo llorar no me crees!!! Sos una grosa, me encanta como escribís... Claro que Siiii!
    Que lindo haber pasado muchos de esos momentos con ustedes... la verdad que los voy a extrañar mucho :)
    Segui disfrutando de las bendiciones que te de la vida, miles besos a los chicos, espero verlos prontito :)
    Xxx
    Flor

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  2. Florcita, te extrañamos!!!!!Y te esperamos de este lado del mundo.

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  3. Puff cómo me había perdido esta entrada tan linda! que bueno que estuvo este espacio para esa vida entre paréntesis. Obvio que siempre quedan ganas de más! besos amiga

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