martes, 20 de agosto de 2013

The site

Sabido es que a casi 3 meses de estar en Tailandia la única razón nombrada de este viaje ha sido siempre el trabajo de papá. Pero ¿qué es el trabajo de papá? Probablemente no tenga sentido explicarlo con detalles, pero sí merece un pedacito de atención nuestra visita al famoso “Site”, el lugar donde cada mañana papá dedica sus 8 horas laborales .


The site se ha vuelto una palabra muy común en nuestras conversaciones desde que llegamos aquí. A primera vista podría ser cualquier sitio. De hecho, si Agus recibiera un mensaje de una chica diciendo “Nos vemos en el Site”, casi que podría comenzar a dudar de su fidelidad. Sin embargo, a día de hoy, es una palabra que tiene tal institución propia que se ha convertido en el centro neurálgico de la vida de muchos de los que estamos aquí.

The site , en paisano, es una obra en construcción. Es donde se está construyendo un hotel, ese que desde hace varios meses ocupa la rutina laboral de papá.  

La primera vez que pasamos por the Site, fue de regreso del aeropuerto, con una lluvia torrencial que opacaba cualquier paisaje digno de ser deducido entre los ladrillos. No solo la lluvia molestaba nuestras expectativas, sino también una obra en construcción a medio hacer que se confundía con la mismísima cultura tailandesa. No fue mucho lo que pudimos ver, pero al menos Ian ya había dibujado en su cabeza donde estaba papá cuando se iba a trabajar.

La segunda vez que fuimos al site fue de paso a una de nuestras excursiones. Esta vez el sol se había puesto de acuerdo con los tailandeses y pudimos ver lo que empezaba a aparecer entre los escombros: un hotel de verdad.

The site por fin tomaba forma y podía leerse parecido a aquellos renders que tantas veces hemos mirado. Tal vez el empujoncito de un footshooting para una revista inglesa hizo que el turbomotor de la constructora promoviera entre sus empleados una velocidad que nada tiene que ver con la idiosincrasia tailandesa.

Cuando llegamos al site, era un domingo. Los empleados que estaban trabajando nos miraron con la misma cara que se mira a los inspectores de Hacienda. Por un momento deben haber pensado que éramos de la famosa revista, pero nuestras pintas playeras y nuestro poco glamour dejó claro que no podríamos ser ni siquiera clientes. Así que se dieron vuelta y siguieron trabajando.

Dos cosas me llamaron enormemente la atención: la primera, la cantidad de mujeres trabajando en la obra; la segunda, la cantidad de hombres recostados durmiendo. Y os juro que ambas apreciaciones nada tienen de intencional en el debate sexista!

En Tailandia es normal ver a muchas mujeres trabajando en las obras en construcción, cosa que me hizo pensar que a nivel de igualdad de sexo están mucho más adelantados que los occidentales. Según cuentan, muchas de ellas vienen con sus maridos desde cualquier lugar de Tailandia o de Birmania para trabajar juntos y mantener a sus familias.

En cuanto a la siesta, creo que nada tiene que envidiarle a nuestra querida España. Además, todo trabajo que requiera esfuerzo físico debe tener un descanso de cómo mínimo 20 minutos por ley, lo cual es claramente imaginable, ya que en lugares como este donde el calor azota hasta a los que estamos debajo del ventilador, los descansos se vuelven más que necesarios. Aunque es sabido que las siestas en The Site son como aquellas que se le roban a la muerte y que el tema de los turnos, la eficiencia y la división de trabajo todavía no ha llegado a rumorearse por esta comunidad.

Van vestidos como si estuvieran a punto de robar un banco. Sólo dejan ver sus ojos a través de dos agujeros que si pudieran taparían con anteojos, con la única misión de no encontrar al sol. De vez en cuando, alguno encima de todo ese ropaje se acuerda de lucir el casco. Pero generalmente coincide con alguna que otra casualidad.

Después de varias vueltas por la construcción, chocando maderas, interrumpiendo comidas obreras y fotografiando inacabados, ya teníamos un plano concreto de por qué estábamos aquí. The site encarnizaba una causa de un viaje que ya está llegando a su fin. Le vimos la cara despeinada. Pero, por suerte, no falta mucho para que aparezca su peinado y nos quede en el recuerdo como la mejor excusa de un viaje inolvidable.


1 comentario:

  1. guauuu parece por las fotos que ese hotel va a ser una belleza. Pasame el render que no aguanto la curiosidad.

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